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Cuando el que esto escribe tuvo el honor de penetrar en el estudio, gabinete o laboratorio del doctor Anselmo, su asombro fue grande, y no podrá menos de confesar que, mezclado al asombro, sintió cierto terror, sólo calmado por la idea de que aquel hombre era el más afable e inofensivo de los seres. Además, ¿quién ignoraba que don Anselmo no era nigromante ni profesaba ninguna de las endiabladas artes de la antigüedad? El doctor Anselmo, protagonista de La Sombra, novela en la que Galdós se adentra por primera vez en el terreno de lo fantástico, es uno de esos personajes extravagantes que tanto inspiraron al genial escritor.La Sombra, original, misteriosa, irónica, hilarante en ocasiones, nos descubre a un Galdós pletórico de imaginación y fantasía.
Se publican aquí relatos extraídos de las cartas en las que Benito Pérez Galdós contó a los lectores argentinos del diario La Prensa dos sonados asesinatos de la época. Estas cartas hubieran permanecido en el limbo de las hemerotecas de no ser por Alberto Ghiraldo, que en 1928 dio a la imprenta unas Obras inéditas de Galdós en varios tomos, cuyos volúmenes VI y VII llevaban el título de Cronicón. Ghiraldo realizó una labor notable: del conjunto de las cartas entresaca aquellas (o aquellos párrafos, en su caso) que se refieren a un mismo asunto y compone así varias unidades narrativas independientes.
Don Lope es un viejo rentista que vive con su criada Saturna en Toledo. Al quedar huérfana Tristana, Don Lope se hace cargo de ella, llevándola a vivir a su casa, donde no tarda en seducirla y hacerla su amante. La estabilidad durará hasta la aparición en la vida de Tristana de Horacio, un joven y atractivo pintor con el que abandona la ciudad. Una enfermedad causará la amputación de una pierna de Tristana y ésta se ve obligada a volver con Don Lope, que se casa con ella.
Pepe Rey, hombre de ideas liberales, acude a Orbajosa, pequeña ciudad episcopal castellana, donde piensa casarse con una prima suya, Rosario, matrimonio acordado por su padre, Juan, y por la hermana de éste, la madre de la novia, Perfecta, viuda de Polentinos. Los novios se gustan de inmediato, apenas conocerse, y se declaran amor eterno, pero el malmetimiento de un canónigo de la catedral, don Inocencio, descarrila las buenas intenciones del padre y de la tía, y contraría el flechazo amoroso sentido por los jóvenes. La infeliz marcha de los acontecimientos desemboca en un enfrentamiento entre la tía y el sobrino, cuando ésta se niega a que la hija se case con un descreído.
Marianela nos cuenta la trágica vida de la joven Nela, huérfana de quince años, pobre, fea y deforme, enamorada de Pablo, de familia adinerada, hermoso joven de diecinueve años, dotado de todas las perfecciones posibles, pero ciego. Convencido de que todo lo bueno debe ser hermoso, Pablo declara su amor a Marianela. Pero la llegada al pueblo de un oftalmólogo dispuesto a operar a Pablo para devolverle la vista arroja malos presagios sobre la relación entre ambos jóvenes.
Con estos elementos de clara raigambre romántica teje Galdós una trama conmovedora que muy pronto cautiva al lector. Sin embargo, Marianela es mucho más que una simple historia de amor, pues el novelista pretende despertar la conciencia de sus lectores. Su indignación se dirige contra quienes reverencian el progreso pero olvidan socorrer a los necesitados y contra el deplorable materialismo de una sociedad que confunde la caridad con el ocio, relega los valores morales y niega a los sentimientos el peso decisivo que deberían tener en la vida.
PRESENTACIÓN La época Período literario El autor La novela galdosiana Marianela BENITO PÉREZ GALDÓS Marianela Para saber más Guía de lectura Bibliografía Nota previa El editor -
Edición de Dolores Troncoso.
Las novelas publicadas en torno al final de siglo que se recogen en el presente volumen (Tristana, Nazarín, Halma y Misericordia) denotan un claro viraje del autor, desde la estética realista a un espiritualismo que se concentra en reflejar las preocupaciones del individuo por encima de su entorno social. En Tristana, el triángulo amoroso encarnado por la joven rebelde que despierta al deseo de independencia a la par que a la pasión amorosa, el muchacho que se asusta ante este vital temperamento, y el viejo cínico que sabe tener paciencia quedó inolvidablemente retratado en la versión cinematográfica de Buñuel, que reactivó el interés por la obra en los años 70.
En esta misma línea que trata de reflejar los valores intimistas de los personajes se enmarcan Nazarín y Halma. El primero como un nuevo “Quijote del misticismo” que sale a los caminos a predicar con el ejemplo y consuela y cura a los enfermos, mientras que en el caso de la condesa Halma, tratará de encauzar su ideal cristiano en la sociedad a través del matrimonio.
Como broche, Galdós inmortaliza en Misericordia el tema de la mendicidad poniendo de manifiesto una certera crítica a la España de la Restauración que se empeña en ostentar unas creencias cristianas que no practica en absoluto.